jueves, 24 de septiembre de 2009

OTOÑO EN AZUL

Hacía mucho tiempo que no me acercaba a ti, te había casi olvidado. Estos últimos tiempos, por las tardes, llegaba a aproximarme, me sentaba en un banco vacío, me liaba un cigarrillo y te observaba a una cierta distancia. Quería estar a solas contigo, pero siempre había gente.
El verano terminó, el calor del sol ya forma parte del ayer y lentamente empieza a sentirse esa soledad del otoño, con su extraña luz...
Fue hace poco que me atreví a hacerlo. Me lié el cigarro y en lugar de quedarme sentado mirándote, me fui acercando lentamente, caminado por esa pasarela de madera que me llevaba hasta ti. Primero sentí tu olor, luego tu voz, y deslumbrado por tu infinita belleza, no pude captar con una sola mirada toda tu inmensidad. Te había echado de menos sin saberlo, me arrepentí de no haber estado dentro de ti, o de que tu no me poseyeras, y aunque ni siquiera nos hubiéramos ni tocado, al menos estábamos uno frente al otro, sintiéndonos...
De vez en cuando vuelvo a verte, y aunque sean cinco minutos me acerco a ti, y aunque no comprenda lo que me dices o lo que sientes, te admiro y venero...














Soy parte de ti, te llevo profundamente arraigado en mi cuerpo, en mi espíritu, en mi carácter. A medida que pasan los años, me doy cuenta que necesito tenerte cerca, de que no podría vivir lejos de ti. Haces que mis sueños se expandan, mostrándome un horizonte limpio y mágico, y tu voz apaga los gritos de mi alma llena de dolor e impurezas...

A.S.P. 2009

No hay comentarios:

Publicar un comentario