viernes, 26 de noviembre de 2010

A MODO DE CUENTO...

Hace una fría mañana de otoño. El sol apenas calienta. Salgo de casa con el carrito y me dirijo hacia el bosque. El aire huele a esa humedad fría del bosque. Llego al final de la calle...
















Bañada de luz, esa acacia de la esquina me maravilla y me recuerda a esas antiguas pinturas de paisajes. Parece que en algunos puntos de los caminos, siempre hay algún arbol a modo de referencia... el siguiente árbol es ese pino que hay al final de la primera cuesta, justo al lado de aquel espejo convexo que sirve de visión a los conductores y que muchas veces aparece destrozado por los "niñatos"...













Otra pequeña cuesta hasta la nueva parada. La siguiente foto es la entrada de esa antigua masía, con sus paredes de piedra cubiertas por helechos y musgo justo enfrente de ese pino que hay en medio de la carretera y que demarca una bifurcación hacia esa entrada con la puerta de vieja madera siempre abierta...


















Prosigo el camino dejando a mi izquierda a esas grandes pitas. El camino ya es en plano ahora, solo unos metros más y llegaré a la entrada del bosque...


















Los verdes son muy intensos, se nota que hay más humedad, pero también es época de caída de hojas, como las de esta zelkova, que bajo su copa tiene un bello manto de color claro...


















El camino sigue hacia un antiguo depósito de agua, a la derecha hay un campo con almendros. Al llegar a ese depósito, el camino se bifurca en cuatro; uno hacia el cementerio, dos que se dirigen a las zonas habitadas y el que sigue estos campos de la derecha, que te lleva a la residencia de perros, antiguamente fue una granja de gallinas y aún recuerdo ese sonido estridente cuando al pasar cerca empezaban todas a chillar... bueno, dejo a mi espalda es roca donde partimos almendras de vez en cuando, o donde nos fumamos algún cigarro sentados. Frente a mi, ese pino con el cartel de coto de caza, que es el primer referente de la entrada del bosque...


















Continúo caminando, vigilando el suelo más que nada, porque siempre hay alguna gran caca de perro esperando que alguien la pise. A mi derecha, al fondo de todo, se eleva esa maldita antena que muchas veces me hace pensar si no será la causante de la enfermedad del bosque, de tantos árboles destrozados por los insectos y que corroen sus entrañas. Pienso que tal vez esas ondas desequilibran la orientación de los insectos o producen algun tipo de comportamiento anómalo...


















Algunas setas casi a punto de pudrirse, muchas flores blancas y sobre todo mucha hierba verde, húmeda por el rocío me llevan hasta otra bifurcación, en la que se encuentra esa gran pino, carcomido en su base con esos agujeros que parecen de bala...















Este montaje con varias fotos es una panorámica de 180 grados. A la derecha por donde vine, a la izquierda hacia donde me dirijo, a mi espalda el pino...


















Retrato mi sombra llegado a destino. Al lado tirado un trasto metálico. Cada vez hay más mierda, pero como es un bosque, ¿que más da?... ultimamente hay muchos envoltorios de preservativos y bolsas con despojos de comida, brics de vino, alguna motocicleta descuartizada, etc...
Unas ramas cruzadas y llenas de hiedra parece que me quieran abrazar a modo de bienvenida...


















Sobre la hiedra del suelo, contrastan las hojas muertas de un espino...


















Un poco más abajo de este camino ha habido una masacre...!!. encontré en varios puntos algunas plumas esparcidas, supongo que algún bicho ha comido tórtola o paloma últimamente...
Ya tengo varias ramas, lleno un poco más el carro y me voy de vuelta a casa...
















Habiendo salido del bosque con el carro lleno me percato de que los viejos olmos también están como enfermos o atacados por algún bicho...


















No puedo parar de detenerme a cada instante, hay tantas cosas que me llaman la atención; como estos frutos de la planta trepadora. Recuerdo que de pequeño mi abuela me había explicado que se llamaba miraguano y en el interior de sus frutos, junto a las semillas hay una suave fibra que se utiliza para el relleno de almohadas...
Las raíces del aligustre me fascinan, parece mentira como pueden retorcerse tanto y sin embargo sus ramas suelen ser super rectas...
Y sigo hacia casa, arrastrando el carro con algunos kilos de leña, pero ahora el camino es en bajada...
Tal vez lo más importante del camino, es lo que se aprende durante la travesía, mucho más que el propio destino, porque al fin de cuentas, todos los caminos nos llevan al mismo lugar...

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